Sunday, September 22, 2013

Reflexiones en torno a la otra frontera: Centroamérica-México


Dr. Francisco Flores-Cuautle
Wichita State University

La comunidad latina de los Estados Unidos está experimentando situaciones especiales que la hacen ser una de las más importantes y con mayor potencial de desarrollo en los próximos años. Estudios de todo tipo se suceden para tratar de entender la comunidad latina desde múltiples perspectivas: socioeconómica, histórica, política, artística, etc. Sin embargo, una de las labores fundamentales que tenemos que desarrollar los latinos, es reflexionar sobre nuestra propia condición (dentro y fuera de los Estados Unidos) para poder construir agendas de acción política y social que guíen nuestras acciones diarias.
      En esta ocasión, quiero reflexionar sobre la otra frontera, la que conecta Centroamérica y México. Por sus propias características, esta frontera llama poco la atención en los Estados Unidos pero, como lo veremos en este artículo, es indispensable enterarnos de la situación que caracteriza esta región para poder comprenderla de forma amplia.  Asimismo, es importante exponer este tema porque, si los latinos queremos—y exigimos—recibir un trato apegado a la carta universal de los derechos humanos, cuando cruzamos la frontera y arribamos a los Estados Unidos, de la misma forma debemos exigir que en las distintas fronteras de los países de Latinoamérica se respeten los derechos humanos de todos aquellos que cruzan sus fronteras. Es un hecho que los centroamericanos, como gran parte de los latinos que quieren emigrar a los Estados Unidos, cruzan las fronteras que sean necesarias para forjarse un mejor modo de vida, pues en sus países de origen experimentan toda  una serie de realidades (sociales, políticas, económicas) que les impiden vivir en situaciones mínimamente aceptables. En suma, es indispensable reflexionar sobre las condiciones de cruce fronterizo que se experimentan en los distintos países de Latinoamérica para entender y estudiar los problemas de estas zonas geográficas y, de esta forma, intentar resolverlos.
      En el mes de julio  de 2013,  la revista mexicana Letras Libres publicó un dossier cuyo título es muy sugerente: La frontera de la vergüenza: México-Centroamérica < http://goo.gl/QOjTjP >.  A través de una serie de reportajes de investigación, se indagan los entornos tan críticos que tienen que experimentar los centroamericanos que, como paso necesario para llegar a los Estados Unidos, tienen que cruzar a través del territorio mexicano; desde la parte sur (en Chiapas) hasta la frontera norte de México con los Estados Unidos. De entre los cuatro reportajes que se publicaron en la revista, quiero destacar dos: “Los migrantes que no importan” escrito por Francisco Goldman; y “Los albergues de la esperanza” por Alberto Nájar. Estos dos textos ofrecen un panorama completo sobre los grandes y diversos problemas que experimentan los centroamericanos al cruzar la frontera entre Centroamérica y México, pues lo que de forma tradicional se conoce como uno de los países más fascinantes del mundo, México, se vuelve un verdadero calvario para los centroamericanos que buscan llegar a su primer destino: el norte de México.
Francisco Goldman basa su artículo en el análisis de un libro escrito por el salvadoreño Óscar Martínez, Migrantes que no importan (2010). En su reportaje, Goldman analiza la situación de los “migrantes que no importan”, aquellos centroamericanos que son invisibilizados por los principales medios de comunicación de México, pues éstos parecen no estar dispuestos a mirar esta compleja realidad. Goldman resume de forma clara la situación que los medios de comunicación tratan de ocultar:
[Los migrantes centroamericanos] escapan del temor; lo intercambian por el miedo irrefrenable y continuo que descubrirán y aprenderán a soportar en sus travesías al norte, con pocas posibilidades—cada vez menores, según nos enteramos en Los migrantes que no importa—de en efecto llegar a los Estados Unidos. A lo largo de la ruta, serán cazados por los cárteles, la policía, las autoridades migratorias mexicanas, los maras y otras tantas pandillas rurales; serán asaltados, esclavizados, obligados a participar en asesinatos y violaciones. Ocho de cada diez mujeres migrantes que intentan cruzar por México para llegar a la frontera norte sufren abuso sexual, en ocasiones a manos de otros migrantes. (Letras libres, 19).
Por su parte, Alberto Nájar, en su reportaje: “Los albergues de la esperanza”, nos ofrece un análisis completo sobre una serie de albergues que han sido creados en México para amainar las vicisitudes que experimentan los migrantes centroamericanos cuando cruzan la frontera sur de México. Nájar realiza una serie de visitas a los distintos albergues en los que se les ofrece ayuda a los migrantes más desvalidos para que puedan recuperarse de los accidentes que sufren. En su investigación, Nájar subraya el papel de personajes como los padres Solalinde o Flor María, así como el de Olga Sánchez, quienes brindan de forma humanista una ayuda que se ha vuelto indispensable para los individuos más vulnerables de la frontera.

      En suma, invito a mis lectores a estudiar el reporte original en el que basé este artículo para que, de esta forma, no sólo se enteren de forma detallada sobre la situación tan problemática que enfrentan los migrantes centroamericanos al cruzar la frontera sur de México, sino, también, para que estudien y discutan esta compleja situación dentro de sus propias comunidades. En última instancia, mi objetivo es poder pensar y proponer posibles soluciones a este problema migratorio que, de una u otra forma, afecta a las comunidades latinas que vivimos en los Estados Unidos. 

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